autoestima

Tratarnos bien y enseñarlo a nuestros hijos

Ante un hecho tan terrible como el que sucedió en mi país días pasados, en el que un grupo de jóvenes mataron a golpes y patadas a un jóven en una ciudad balnearia a la salida de un lugar bailable, no puedo dejar de tener una sensación horrible, que me llena de tristeza e impotencia.

Esos jóvenes no tienen respeto por la vida del otro y me hace pensar que los padres no les han enseñado a que debemos tratarnos bien, con amor, con respeto hacia el ser divino que habita en cada uno. Creo que es responsabilidad de las familias el de concientizar a nuestros hijos sobre el valor que tiene la vida del otro.

Los golpes nunca arreglan ningún conflicto, la violencia se ha adueñado de nuestra sociedad y eso el lo que debemos reparar, no es algo con lo que debemos conformarnos, tenemos y debemos hacer algo para que esto cambie.

Por supuesto que creo que debemos sanar las memorias que compartimos, y hacer ho oponopono para sanar las cuerdas que nos mantienen atados a la violencia como sociedad y repetir una y otra vez, lo siento, gracias, perdóname te amo.

Pero también debemos poner manos a la obra, comenzar por tratarnos bien y respetarnos dentro de nuestras casas y cuando salimos de ellas también, debemos hablar con nuestros hijos desde pequeños y enseñarles que el mismo valor que tienen sus vidas, la tiene la vida de cada persona con la que nos encontramos en la vida.

Ahora pedimos que se haga justicia por Fernando, pero su muerte debe servir para que nunca más suceda una hecho como este, sentar a nuestros hijos, y sembrar la luz en ellos, porque no dejo de pensar que si en ese grupo de violentos hubiera existido aunque sea uno solo con una conciencia de amor y respeto profundo por el otro, quizás hubiera podido parar a sus compañeros.

Le pido a mi divinidad que sane las memorias que comparto con esta sociedad en la que vivo, y le pido que se derrame amor y respeto en cada ser que la compone. Lo siento, perdóname, te amo.

Acompaño a la familia de Fernando Báez Sosa, les envío amor y consuelo.

Andrea Bruno

Coach