La tan anhelada paz interior

La tan anhelada paz interior

Hay personas que van a la India para lograrla; seguramente son hermosas experiencias, como la de la protagonista de la película Comer, rezar y amar, pero si no tienes la posibilidad de viajar no te preocupes, ya que lo que buscas no está tan lejos: lo encontrarás en tu interior.

Es el eterno problema de buscar por fuera lo que se logra con un trabajo interno. Sí, seguramente habrá libros, reflexiones, meditaciones o técnicas que te ayudarán a encontrar el camino hacia tu centro, ese que te llevará a encontrar la tan anhelada paz interior, porque de eso se trata este camino de autodescubrimiento.

A mí me ayudó mucho la técnica ho’oponopono. Siempre recuerdo que su creadora, Morrnah Simeona, adaptó la técnica tomando en cuenta las necesidades del hombre actual; ella tenía claro que todos necesitamos encontrar nuestro centro y nuestra armonía interior, al igual que los polinesios, que utilizaban ho’oponopono porque buscaban su armonía con su divinidad y con las personas que los rodeaban, sabiendo que lográndola tendrían su armonía interna.

Si no sueltas tus historias antiguas, no encontrarás paz y, si no dejas ir a esas personas que ya se han ido, tampoco. Cuando las personas te dicen adiós porque ya no quieren compartir tu vida, debes dejarlas continuar su camino; eso te dará paz. Tironear de las personas te quitará de tu centro; aceptar que ya han compartido una etapa de la vida y que es tiempo de soltarlas restaurara tu armonía interior. Soltar es desapegarse de cosas, situaciones y personas; dejar ir será siempre una forma de retener tu paz; soltar te ayudará a reconectarte con tu centro, allí donde encontrarás la paz.

Creo que la armonía interior es también el equilibrio entre tú y las cosas que te suceden; que, cuando logras esa anhelada paz interior, cada vez te afectan menos los sucesos externos. Yo digo siempre que a todos nos suceden cosas; lo que hace la diferencia es que logras transitarlas de otra manera. Los sucesos externos te pueden “sacar”, como decimos en mi país, por un momento, pero permaneces cada vez menos tiempo en el problema. Es como si tuvieras la posibilidad de regresar a tu centro cada vez más fácilmente, porque cuando encuentras tu paz interior y ella ocupa más espacio en tu vida te cuesta menos regresar; puedes perder la armonía por un rato, pero no permites que sucesos externos te la quiten.

Ahora que siento paz en mi mente puedo describirla como una sensación de armonía que tiene que ver con estar en stand by de preocupaciones. Al principio me resultó extraña esta sensación, por haber estado acostumbrada a vivir la vida en estado de preocupación. Es como recuperar el libre albedrío de tu mente, que te permite elegir en qué quieres pensar, más allá de lo que te suceda, pero también tiene que ver con la seguridad de que el hoy y el mañana son parte de un proceso en el que, a medida que vas sanando, la abundancia del universo se manifiesta en tu diario vivir. Es sentir que todo está bien como está, sin presiones ni órdenes que cumplir; hay paz, gratitud y creación deliberada. La paz que te da vivir un tiempo en el que sanas y creas, asumiendo que te suceden cosas, para mostrarte que tienes que seguir sanando.

Si nuestra paz interior dependiera de lo que nos sucede en la vida, creo que no tendríamos la posibilidad de tenerla. La cuestión no es vivir alejado de la realidad como un monje tibetano; el desafío es tener armonía en medio de nuestra realidad cotidiana, en un mundo atestado de información tecnológica, redes sociales y de la vida misma.

A veces nos suceden cosas graves y en esos momentos tenemos la sensación de que se consume toda la paz que teníamos almacenada. Pero otras veces no nos damos cuenta de que nos “enganchamos” en discusiones que no nos enriquecen y no hacen más que dejarnos sin energía y bajar automáticamente nuestros niveles de paz interior. Una vez que identificas qué es lo que eleva tus niveles de paz y qué cosas son las que la desgastan, es tu decisión elegir si decides retener y elevar tus niveles de paz o gastar esos niveles en cosas que no tienen real importancia para ti.

Creo que naturalmente somos seres centrados, pero nos dejamos influir por eventos y comentarios externos que “nos sacan de eje”. Debemos, entonces, encontrar qué es lo que nos centra otra vez y tomar unos minutos al día para regresar al centro de nuestro equilibrio. Puedes utilizar música que te reconecte con la paz unos minutos en medio de tus actividades cotidianas o repetir un mantra, que siempre te llevará a conectarte con la parte espiritual y, sobre todo, a tener más cuidado en dónde pones tu energía y comenzar a decidir qué cosas vale la pena que te afecten y cuáles no.

Cuidar tus niveles de paz y armonía te ayudará, sin duda, a tomar decisiones más acertadas, a descansar mejor, y le brindará un poco de calma a tu mente. Cuando practiques calmar tu mente, podrás ver todo más claro y tendrás la posibilidad de elegir tus pensamientos.

Cuando hablo de la técnica ho’oponopono digo que “todos nos merecemos hacer lo correcto con nuestro propio ser”; eso es lograr esa paz interior, hacernos el favor de sanar y reestablecer nuestra armonía interna.

Lo siento, gracias, perdóname, te amo.

De mi libro “Hoy es tiempo de tener la vida que sueñas”

Andrea Bruno

Coach

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