Las palabras tienen poder

Las palabras tienen poder, de eso estoy segura. Desde pequeños nos enseñan cuáles son las que no se deben repetir y los padres hasta protegen a sus hijos de las que no es bueno que ellos escuchen. Aprendemos, a medida que vamos creciendo, que hay palabras para rezar y llegar a Dios, que algunas se utilizan para dar órdenes y otras para lastimar a otros.

Cuando tomamos conocimiento de la ley de atracción, también aprendemos el poder de las afirmaciones, y cómo su repetición nos ayuda a crear nuestro futuro. Sí, creo que las palabras son poderosas para reprogramar nuestra mente, que son una herramienta poderosa para cambiar nuestras creencias limitantes por nuevos pensamientos que nos ayuden a invitar cosas nuevas a nuestras vidas; por eso muchos ejercicios son para escribir y repetir, porque las palabras tienen poder.

Tú debes comenzar a decidir cuáles son las palabras que tendrán incidencia en tu vida: las que crean confianza y buenos sentimientos en ti o las que no deberías escuchar nunca más. He oído muchas veces: “No puedo escuchar más a esta persona; ¿por qué no se calla?”. Es cuando esperamos que las personas[ que nos lastiman con sus palabras se callen, pero a nos damos cuenta que esa no es la solución; tú debes elegir qué es lo que quieres escuchar y tomar conciencia del poder que tienen las palabras de los otros en tu vida. Un día una persona me preguntó sobre una decisión importante que había tomado en mi vida: “¿Por qué no me lo contaste?”. Y yo le contesté: “Porque no tenía ganas de escuchar tu opinión”. Sí, definitivamente las palabras tienen poder; lo que opinan los demás en algunas ocasiones nos impide avanzar, nos pone un freno, por eso debes elegir a quién escuchar.

Las mujeres muchas veces decidimos en base por lo que opinan nuestras amigas y después de un tiempo no comprendemos por qué tomamos tal o cual decisión si no era lo que realmente queríamos hacer. Las palabras han marcado nuestro camino, desde los “Tú puedes…” o “Tú no puedes…” de nuestra niñez hasta los “Te amo” o “Ya no te amo” de nuestra vida adulta.

Las palabras crearon de una u otra manera nuestras vidas; entonces, ¿Por qué no comenzar a utilizarlas a nuestro favor? Repetir afirmaciones es solo una pequeña parte del proceso que colaborará en el nuevo armado de tu esquema mental de creencias, ya que el proceso consiste en cambiar lo que te limita por lo que te expande. Por ejemplo, incorporar nuevos “Yo puedo…” y “Yo soy capaz…” llenará tu vida de poder, te ayudará a reencontrarte con tus habilidades y estará abriendo las puertas de nuevas posibilidades en tu vida.

Utiliza las palabras con conciencia; recuerda que con ellas puedes bendecir a otros y también perjudicarlos. Cuida las palabras que utilices cuando te refieras a tu vida y también a la de los demás. Si tomáramos conciencia del poder de las palabras, criticaríamos menos a los otros, emitiríamos menos juicios, nos quejaríamos menos y daríamos más gracias.

Las palabras siempre tienen un efecto en el otro; tú decides qué quieres provocar cuando hablas. Y las palabras no solo tienen efecto en los que te rodean, sino que también lo tienen en el universo; para bien o para mal, las palabras formarán siempre parte de la creación de tu vida. En el universo no hay “malentendidos”: las palabras que salen de tu boca regresan a tu vida en forma de creación.

Elige qué palabras utilizarás para provocar al universo con ellas. El universo se mueve a tu ritmo; con las palabras que emites, marcas el ritmo de tu creación.

Úsalas para dar gracias, para bendecir a otros, para sanar y para invitar cosas hermosas a tu vida.

Ten siempre presente que tus palabras tienen poder.

Que tu vida sea bendecida

Andrea Bruno

Coach

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