CONCLUSIÓN Y REFLEXIÓN FINAL DE LA CARRERA: Siento que, al comenzar esta carrera, no tomaba real dimensión del impacto que iba a tener en mi vida. Con respecto a la formación teórica, siempre me llamó la atención, cómo en esos audios tan simples, sencillos y fáciles de entender, había tanta información valiosa, generadora de cambios y, con todas las herramientas necesarias, no sólo para el desarrollo de los ejercicios, sino también para este gran proceso de transformación personal. Con todos los ejercicios propuestos en estos dos años de carrera, puedo decir que no hubo un solo módulo que haya pasado desapercibido, que no haya sido motivador o transformador. Lloré mucho: de felicidad, de tristeza, de emoción, de todo junto. Creo que cada lágrima iba despidiéndose de mi antigua versión, tanto de mí misma como de la vida. La teoría, junto con los ejercicios propuestos, fueron el matrimonio perfecto (como la Ley de Atracción y Ho’oponopono). La teoría, expresada de manera clara y sencilla, me hizo abrir los ojos y replantearme la vida. Y luego llegaban los ejercicios, que me hicieron transitar el camino de transformar mi vida por completo. Y así, este proceso no quedó solo en palabras motivadoras o en verdades reveladas, sino que fue acompañado de un trabajo interno muy profundo. Desde lo personal, cuando comencé esta carrera, sabía que buscaba un cambio en mi vida. Eso era lo único que sabía. Me imaginaba aprendiendo, obviamente, lo que tenía que ver con la formación de coach. Me imaginaba un proceso de autodescubrimiento, trabajando en mi amor propio y con herramientas para transformar mi vida. Transformar mi vida… sonaba hermoso, lo había escuchado, pero no tenía idea de qué se trataba. Me imaginaba incorporando nuevos conocimientos, porque los vi en el plan de estudios; como la Ley de Atracción, la PNL y la técnica de sanación de Ho’oponopono. Y yo me decía “qué bueno, voy a aprender algo nuevo. Por ahí eso me ayuda”. ¡No puedo dejar de ver el nivel de inconsciencia y desconocimiento que tenía! Me leo, y hoy, con el diario del lunes, me río de cómo empecé este camino. Realmente, nada es casual; todo es causal. Si tengo que hacer un repaso, lo puedo resumir de esta manera: yo no entré a esta carrera, en busca de una salida laboral, yo entré buscando coachearme a mí misma. Quería vivir mejor, quería dejar de sentirme vacía y triste. Pero lo que ocurrió, fue que comencé a ver que hay otra forma de vivir, que la quería y que la merecía. Y no solo comencé a transformar mi vida, sino que me encontré con mi Propósito de Vida. Ese, fue mi primer paso para salir de mi “zona de confort”. Cuando empecé segundo año, me dije “este año lo hago de taquito”. Literal, eso es lo que pensaba, porque ya “no había tanto trabajo personal”; ahora entraban en acción el éxito, las metas, los eventos, un emprendimiento exitoso, el coaching para empresas… y eso “no era” para mí. Yo muchas veces dije que quiero ser una coach exitosa, pero para mí, ya era todo un logro permitirme pensar en esa posibilidad. ¡Mirá lo que te digo! Pero lo que ocurrió es que, hice propias las teorías y los prácticos que me brindaste; aprendí a pensar que yo podía y, además, que lo quería. Y ahí salí por completo de mi “zona de confort”. Finalmente renuncié a mi trabajo de oficina. Sí, tengo la posibilidad económica de hacerlo; pero en otro momento, no lo hubiera hecho ni a palos. En otros momentos, mi día a día y mi vida, vibraban muy bajo. Hoy, estoy muy conectada con la fe en Dios, en mí misma, con la abundancia del universo y mi propósito de vida. Hoy, todo eso que me parecía tan lejano y ajeno a mí, siento que es parte de mí. Siento que lo merezco y siento que forman parte de esta nueva versión de Laura. Vuelvo a decir lo que manifesté al principio de este punto: siento que, al comenzar esta carrera, no tomaba real dimensión del impacto que iba a tener en mi vida. Hoy puedo decir, que mi vida no es perfecta, pero sin lugar a dudas, es la que quiero. Gracias, por tanto, Andrea. Gracias, gracias, gracias. Laura Alejandra Cavallero