El Descubrimiento De Una Pasión Y El Camino Al Éxito
Por Mirtha Caré (eme.elcafediario@gmail.com)
Edición: Florencia Romeo (florenciaromeo06@gmail.com)
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Andrea Bruno inició muchos emprendimientos, entre ellos, preparó viandas y servicios de lunch desde su casa, tarea que la sostuvo económicamente, pero ella buscaba un producto sin fecha de caducidad y que le permitiera llegar a más gente. Un día, como si fuese una señal, llegó a sus manos la película El Secreto y recordó las palabras de su mentor, Jim Rohn: «Para que las cosas cambien, uno mismo tiene que cambiar«. Quiso obtener más conocimientos, pero se encontró con obstáculos: falta de dinero y de cursos disponibles sobre el tema en Argentina. Pero las señales seguían: «Un día fui a buscar un libro de la escuela para mi hija y en la librería me encontré con un ejemplar de Esther Hicks sobre la Ley de la Atracción. Cuando lo vi pensé: ‘Está puesto para mí‘». Luego descubrió el trabajo de los coaches mexicanos Olivia Reyes y Víctor Espejo y también se interesó en los libros de Louise Hay. «Todavía tengo los cuadernos con los ejercicios que hacía. Yo estaba entregada. Al tiempo de ejercitar pensé: ‘Esto funciona, la gente se tiene que enterar’. Entonces, desarrollé y publiqué en una web gratuita Diez pasos de cómo atraer a tu vida lo que quieres. La gente leía y me escribía: ‘Qué lindo cursito, Andrea, contanos más'».
Vientos de cambio
«Ahí empezó la magia: inicialmente compartía mis conocimientos por mail, pero cada vez se sumaba más gente y se complicaba. Un día recibí la sugerencia de compilar lo que escribía y mandarlo a una editorial«.
Andrea escribió a dos editoriales. El editor de Kier fue el único que le respondió. Después de revisar el material le dijo: «El libro no solo es bueno, sino que además es necesario por los ejercicios prácticos«. Querían publicarlo, sólo que Andrea tenía que adaptar el libro a lenguaje neutro porque iba a llegar a todos los países de habla hispana. «Yo no era nada —expresa emocionada con el recuerdo— era la cocinera que quería contarle a la gente, no tenía títulos todavía«.
Propuestas inesperadas
Un día fue a un centro holístico para hacer un curso. Cuando llegó se encontró con la dueña y como el tallerista no llegaba, se sentaron a conversar. En un momento la mujer le dijo «Usted no tiene que venir a tomar un curso, tiene que darlo«. Andrea prometió pensarlo y caminó hasta su casa preguntándose quién iba a asistir si nadie la conocía. «Cuando esté el libro —pensaba— seré Andrea Bruno la que escribió el libro«, pero eso todavía no había pasado.
Animarse
El primer taller fue un cine debate con el documental El secreto. Concurrieron pocas personas, pero Andrea no se desanimó. «A mí nadie me conocía —cuenta— y encima estaba en Castelar, que no es como estar en Capital. Pero mis hijas me alentaban, me decían que ya iba a llegar más gente«.
Decisiones importantes
En esa época, Andrea necesitaba un ingreso fijo y fue a una entrevista para vendedora en una agencia de autos y la tomaron. A la semana siguiente tenía que empezar. «Ese fin de semana —narra— les expliqué a mis hijas que si tomaba ese trabajo tenía que pasar más tiempo fuera de casa y no iba a poder continuar con los cursos. Entonces ellas me preguntaron: ‘¿Te gusta lo que hacés? ¿A la gente le hace bien? ¿Vas a estar más tiempo en casa?‘. Y la respuesta a todas fue sí. Entonces dijeron: ‘Si hay que comer arroz con aceite, comemos arroz con aceite, pero hacé lo que te gusta’. Así que llamé a la agencia y avisé que no me presentaría«.
Andrea comenzó a dedicarse de lleno a los cursos. No fue fácil, pero tuvo perseverancia: «Al emprendimiento hay que darle tiempo y hacer modificaciones si hace falta. Las metas se cumplen siempre, justamente, porque se pueden hacer cambios en el camino«.
Pronto, su nombre empezó a resonar más allá de Castelar, entonces hizo su primer encuentro en la ciudad de Buenos Aires. En esa oportunidad no obtuvo ganancias. «No tenía conciencia de que podía ganar —comenta—. El hombre que me alquilaba el local me dijo: ‘Cuando se dé cuenta de lo que vale su trabajo, se va a volver rica‘. Es decir, otros lo veían, pero yo no. Verlo es lo más difícil«.
Viaje al éxito
Su primera contratación fue para dar un seminario en Córdoba. «No tenía un peso. Fui con un trajecito precioso que me compró mi tía —recuerda—. Me fue bien y me empezaron a contratar de otros lugares. Así comencé a vivir de esto y de las regalías de mi libro. Otro de mis sueños era que la editorial me pidiera un segundo libro. Y se cumplió«.
A paso firme
«Yo estaba escribiendo sobre hoʻoponopono, a la editorial al principio no le interesó. Después me dijeron que sí, pero con seudónimo. Aunque a mi primer libro le había ido bien, decían que los nombres en inglés vendían mejor. Lo pensé y dije que no. El hoʻoponopono es un método de autoidentidad y sacar el libro con otro nombre era una contradicción. Finalmente lo publicaron. ¡Fue uno de los tres libros más vendidos de la editorial!«.
Reflexiones
«A veces la gente llora, siente que tienen vidas desgraciadas, entonces les explico que si mi vida cambió la de ellas también puede cambiar. Yo empecé con el sueño de llegar a mis hijas. Mi primer libro lo escribí para ellas, si la vida les resulta un poco más fácil que a mí, estoy hecha«.
«A mí me fue mal en muchos emprendimientos. Después me encontré con gente exitosa en esas empresas. Cuando evalué qué tuvieron más que yo la respuesta fue: nada. Pero se quedaron. Yo abandoné«.
«Las empresas exitosas no lo fueron de un día para el otro, pero tuvieron algo imprescindible: amor hacia lo que hacen, sentir que esa era su misión y quedarse. Perseverar más allá del resultado«.
Las herramientas para tener éxito de Adriana Bruno
- Hay que hacer lo que uno ama, porque es como no trabajar. Hay una pregunta que me parece importantísima: si fueras billonaria, ¿qué te levantarías a hacer mañana? Yo me levantaría a hacer lo que hago, porque lo disfruto muchísimo.
- Armar un plan: qué voy a dar, qué voy a recibir, en cuánto tiempo. Ponerse metas a corto, mediano y largo plazo.
- Aprender de la competencia: mirar cómo se publicitan, qué dicen, y ponerle lo propio.
- Hay que ir más allá de tener muchos seguidores en las redes, porque el éxito no es eso, el éxito es cumplir con los objetivos que uno tiene.
- Aprender sobre marketing y ventas. Si no te gusta vender, hay que buscar ayuda. El porcentaje que se le da al vendedor no es una pérdida, vos ganás con él.
- Creerse el éxito por adelantado, el emprendedor necesita una mente que lo acompañe.
- Algo importante es no poner la energía en muchos lugares, porque el emprendimiento necesita tiempo, energía y dinero.
- Un emprendimiento sin tiempo, energía y dinero no crece. Hay que hacerlo crecer como a una plantita.